miércoles, 24 de marzo de 2010

COP y la educación

El Colegio de Psicólogos (COP) no deja de sorprendernos con su falta de rigor. Contribuye así a la visión de que la Psicología es cosa de sentido común y que la ciencia poco puede hacer para comprender la conducta humana.

Un ejemplo sangrante es el relacionado con el problema de la educación, por el que la sociedad dice estar preocupada.

Hace poco apareció en la revista electrónica del COP la reseña sobre un trabajo [De la Fuente, J. y Cardelle-Elawar, M.C. (2009). Research on action-emotion style and study habits: Effects of individual differences on learning and academia performance of undergraduate students. Learning & Individual Differences, vol. 19, 567-576.] en el que presuntamente se mostraba el camino a seguir.

El texto dice que el rendimiento académico depende de dos factores: un perfil personal de logro y un buen nivel de hábitos de estudio. El primer factor conlleva un estilo de acción-emoción a través del que el alumno muestra gran capacidad de trabajo. El segundo factor supone una buena organización y planificación del trabajo y del tiempo de estudio.

A partir de aquí se proponen cambios en el sistema educativo. Por ejemplo, reforzar y valorar en las calificaciones académicas el esfuerzo, la persistencia en las tareas y su ejecución excelente. Esto se considera una competencia ‘actitudinal’ para el aprendizaje y la autonomía personal. Dicen los autores que esta competencia será un predictor del éxito, no solamente académico, sino también profesional.

Dicho esto, sin ningún empacho, se declara que la cultura de lo fácil no puede producir sujetos excelentes. Comencemos por la familia, por nuestros hijos y por los contextos formales de enseñanza/aprendizaje (si se comienza por todos estos lugares, ¿por dónde continuamos?). Ningún problema. Si la Psicología ha hecho algo hasta ahora para comprender el rendimiento escolar, es como si no existiese. Debemos comenzar desde cero para alcanzar la gran revolución. Y ese giro copernicano (¿o sera ptolemaico?) vendrá, dicen, de un cambio de actitud, de que los chavales tomen conciencia de que hay que esforzarse para aprender.

¿En qué mundo viven de la Fuente y su colega? Que Dios nos pille confesados y meaditos…

Si tienen tiempo, y curiosidad por lo que la Psicología científica conoce sobre la educación, revisen estos post como antídoto ante tanta majadería:



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