lunes, 6 de febrero de 2012

El sustrato biológico de la memoria a corto plazo

Cuando me dictan un número en la cocina y lo conservo en mi mente hasta llegar al salón --donde está el teléfono-- para poder marcarlo, estoy sirviéndome de mi memoria a corto plazo (MCP).

Si en el pasillo me encuentro con mi hija y reclama mi atención, la probabilidad de que se me olvide alguno de los dígitos --o los cambie de lugar-- aumenta, de modo que puede que --por esa interferencia-- termine llamando al Mercadona en lugar de al fontanero.

Hay una sustancial variabilidad en esa MCP. Si disfruto de una gran --o muy fiable-- MCP, llevaré bien el paso del tiempo --y la interferencia-- preservando la integridad del número y logrando telefonear a quien debo. Si mi MCP no es demasiado fiable, puede que solamente el paso del tiempo degrade la información.

¿Pero qué significa esa fiabilidad del trazo de la memoria transitoria?

Jan Kaminski y sus colegas del Nencki Institute of Experimental Biology of the Polish Academy of Sciences in Warsaw, han publicado un interesante trabajo en 'Neurobiology of Learning and Memory' poniendo a prueba la famosa teoría de Lisman & Idiart sobre la memoria a corto plazo.

Kamiński, J., Brzezicka, A., Wróbel, A. Short term memory capacity (7 /-2) predicted by theta to gamma cycle length ratio. Neurobiology of Learning and Memory, 95, 19-23

Según esa teoría, el número de piezas de información que los humanos podemos conservar a corto plazo, depende de la cantidad de ciclos gamma (25-50 Hz de frecuencia) que pueden encajar dentro de un ciclo theta (4-7 Hz de frecuencia).

Las piezas de información se memorizan serialmente en subciclos gamma dentro de un periodo theta.

Los autores usan registros EEG --en reposo-- en 20 canales para contrastar la teoría de Lisman & Idiart.


La novedad de este estudio reside en que se explora el acoplamiento funcional entre los dos tipos de actividad, la denominada 'global time synchrony'.

Los resultados revelaron una relación significativa únicamente en uno de los 20 canales (Fz) aunque el acoplamiento fue sustancial, en general, en las regiones frontales.

Se ha visto que la amplitud de las ondas gama y theta aumenta cuando se debe almacenar más información a corto plazo.

Tras el registro EEG, estos investigadores sometieron a sus 17 voluntarios a una prueba de memoria a corto plazo, consistente en recodar secuencias de dígitos de creciente complejidad: "cuanto más largos eran los ciclos theta, mayor cantidad de información podía recordar la persona, mientras que en el caso del ciclo gamma era al revés".

Por tanto, ciclos theta más largos y ciclos gamma más cortos incrementan la fiabilidad del recuerdo a corto plazo.

Ahora el equipo busca modos de entrenar la memoria a corto plazo manipulando estos ciclos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario