lunes, 27 de febrero de 2012

Entrenamiento cognitivo y esquizofrenia

Un reciente estudio publicado en la revista 'Neuron' concluye que el entrenamiento cognitivo mejora la conciencia de realidad de individuos con esquizofrenia.

Subramaniam, K. et al. (2012). Computerized Cognitive Training Restores Neural Activity within the Reality Monitoring Network in Schizophrenia. Neuron 73, 842–853, February 23.

El entrenamiento cognitivo se prolonga durante 16 semanas (5 horas por semana) correlaciona con cambios en el cerebro y se expresa en la conducta social de los pacientes meses después.

El avance es importante porque los medicamentos atenúan los síntomas de la esquizofrenia, pero no logran mejorar las carencias cognitivas de estos pacientes. Las prácticas psicoterapéuticas habituales tampoco poseen un efecto reseñable, por lo que el entrenamiento cognitivo usado en esta investigación puede ser particularmente relevante.

El entrenamiento se basa en estimular procesos de bajo nivel (perceptivos) y también la memoria operativa (o working memory). Las tareas se inspiran en paradigmas clásicos de vigilancia y las respuestas de los pacientes se asocian a una mayor activación de la corteza prefontal medial, vinculada a los procesos de control.


Se comparó un grupo de 31 pacientes con esquizofrenia y 15 personas de control. La mitad de los pacientes se asignaron al entrenamiento cognitivo y la otra mitad a una condición basada en juegos de ordenador variados.

En concreto, el programa de entrenamiento se cimenta sobre la separación de estímulos generados internamente y los presentados desde el exterior. A esto se le denomina supervisión de la realidad (reality monitoring). Suena adecuado para el caso de la esquizofrenia.

Vinogradov, uno de los autores, dice: "nuestro estudio demuestra que el entrenamiento cognitivo guiado por la neurociencia puede mejorar el comportamiento del cerebro en pacientes con esquizofrenia, y, a su vez, mejorar su funcionamiento social meses más tarde".

Ese entrenamiento cognitivo podría, por tanto, mejorar las capacidades cognitivas deterioradas en trastornos como la esquizofrenia, y, por tanto, influir en su vida cotidiana.

Quizá convenga comentar que el CI (IQ) de los pacientes con esquizofrenia era de 103 --más o menos en la media-- pero los sujetos de control tenían un CI promedio de 115 --bastante por encima de la media. Por otro lado, además de mejorar en la tarea entrenada, los pacientes mejoraron en otras tareas (por ejemplo, en funcionamiento ejecutivo), pero los pacientes no entrenados y los sujetos de control no mostraron ninguna mejora.

Aparte de estos comentarios críticos, los resultados son francamente interesantes y abren una novedosa vía de trabajo para superar la tendencia a confiar demasiado en la medicación. Apoyan fuertemente la idea de que esa clase de tareas que se 'inventan' los psicólogos con el presunto ánimo de 'torturar' a sus voluntarios, puede contribuir a ponerle coto a problemas de salud que todavía no se han logrado corregir.

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