España
es una excepción, por lo que yo sé, pero en países como los Estados Unidos se
está viviendo una interesante excitación ante la posibilidad de mejorar la capacidad intelectual de los ciudadanos usando un
particular tipo de entrenamiento psicológico.
Aunque
hubo algún precedente, el pistoletazo de salida se produjo a raíz de una
publicación de una investigadora suiza (Susanne
Jaeggi) en la revista PNAS.
Jaeggi, S. M., Buschkuehl, M., Jonides,
J., & Perrig, W. J. (2008). Improving fluid intelligence with training on working memory. PNAS, 105, 6829−6833.
Jaeggi
fue rápidamente contratada por la Universidad de Michigan y actualmente se
encuentra en la de Virginia explorando las sugerentes posibilidades de esa
clase de entrenamiento. Su red se expande y nuestro propio equipo de
investigación de la UAM (que incluye miembros de Europa, Estados Unidos y Canadá)
cuenta actualmente con la colaboración de su equipo. La ciencia es cada vez más
internacional e ignora las fronteras.
Hay excitación, pero también escepticismo.
Mejorar
la capacidad intelectual ha demostrado ser un objetivo duro de pelar. En no
pocas ocasiones se han publicado informes positivos, pero, con el tiempo, las
críticas han arreciado demostrando que el optimismo estaba injustificado.
En el
primer trimestre de 2012 William Klemm
publicó un artículo en 'Psychology Today'
revisando este campo, pero centrándose en el tipo de entrenamiento usado
por Jaeggi. En concreto, la pregunta es:
¿pueden las
mejoras en memoria operativa incrementar la capacidad intelectual?
Esa
memoria operativa (working memory) expresa
la cantidad de información que se puede manipular simultáneamente de un modo
fiable (por ejemplo, si me dictan un número de teléfono y a la vez estoy viendo
una bola decisiva en la final de Wimbledon ¿recordaré los dígitos que debo
marcar cuando Federer haya superado a Djokovic?). El entrenamiento logra
mejorar el nivel inicial de los individuos entrenados. El impacto posterior
sobre la capacidad intelectual es especialmente visible en quienes parten de
una peor situación (en los menos inteligentes). Cuanto más extenso es el
entrenamiento cognitivo, mayor resulta el impacto sobre la inteligencia, es
decir, se aprecia un efecto de la dosis.
Se
comienza incluso a desarrollar software
para entrenar la memoria operativa, prometiendo un impacto positivo sobre la
capacidad intelectual. MindSparke, Cogmed, o Jungle Memory son
algunos ejemplos.
¿Se
relacionan estos presuntos cambios con el cerebro?
En
algún estudio se ha encontrado que el entrenamiento de la memoria operativa
modifica los niveles de un neurotransmisor denominado dopamina, asociado a sensaciones de
recompensa y euforia. Los individuos que se entrenan incrementan esos niveles
de dopamina.
En
nuestro equipo de investigación nos encontramos en proceso de averiguar si esa
clase de entrenamiento cognitivo modifica positivamente la estructura y la
función cerebral. Por ahora hemos replicado el hecho de que los individuos
pueden mejorar sustancialmente su rendimiento durante el entrenamiento. Resta
por saber si esas mejoras concurren con cambios relevantes en la sustancia
gris, en la integridad de la materia blanca que conecta los principales centros
de procesamiento del cerebro y en la conectividad funcional entre regiones
clave que soportan la inteligencia humana. En ello estamos.
Por
ahora no somos pesimistas. Usando un videojuego comercial hemos comprobado que
las mejoras en el juego logran modificar regiones del cerebro relacionadas con
la capacidad intelectual. Los resultados encontrados se publicarán en la
revista 'Human Brain Mapping' y en la revista 'Intelligence'. Pero de
esto hablaremos en otro post...
Fuentes de interés:
Alloway, T. P. & Alloway,
R. G. (2008). Jungle Memory Training Program (Memosyne Ltd, UK).
Alloway, T. P. & Alloway,
R. G. (2009). The efficacy of working memory training in improving crystallized
intelligence. Nature Precedings. Htl: 1010/npre.2009.3697.1
McNab, F. et al. (2009).
Changes in cortical dopamine D1 receptor binding associated with cognitive
training. Science. 323: 800-802.
Verhaeghen, P., Cerella, J.,
and Basak, C. (2004). A working memory workout: how to expand the focus of
serial attention from one to four items in 10 hours or less. J. Exp. Psychol, Learning, Memory and Cognition. 30
(6): 1322-1337.
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