miércoles, 29 de enero de 2014

Los Vascos No Son Diferentes

El Bucle Melancólico’ de Jon Juaristi fue un interesante revulsivo para quienes tuvimos el cuajo de leerlo cuando se publicó, allá en 1997. Sus historias de nacionalistas vascos resultaban iluminadoras.

Escribía Juaristi, por ejemplo, que “esta necesidad de presentar a los castellanos (y a los españoles, en general) como depositarios de un odio atávico a lo vasco y a los vascos es constante en toda la trayectoria política de Arzalluz”.

La ciencia nos ayuda a recuperar la sensatez.


Un amigo me envía, desde Cataluña, un iluminador artículo:

Laayouini, H et al. (2010). A genome-wide survey does not show the genetic distinctiveness of Basques. Human Genetics, 127, 455-458.

La principal conclusión es que los vascos no son una excepción genética, como se pensaba, como se daba por sentado a raíz de estudios hechos con un puñado de marcadores genéticos. Al considerar más ampliamente el genoma de los vascos (casi trecientos mil SNPs –Single Nucleotide Polimorfisms) se observa que los vascos no constituyen un grupo humano particularmente peculiar.

El mito sobre sus orígenes debería ser, por tanto, revisado. Se parecen demasiado a sus vecinos iberos (si, también a los castellanos): “high genetic homogeneity among Spanish populations (…) Basques appear genetically as an ordinary Iberian population”.

Eso si, los valores observados para los iberos les distinguen de otros países europeos. De hecho, los vascos iberos son genéticamente distintos de los vascos franceses.

Interesante.


Personalmente no me ha sorprendido demasiado esta conclusión. La historia de la humanidad es una historia de mezcla, como tuvimos oportunidad de revisar en este blog hace años.


El sexo nos gusta demasiado y el amor no se fija en cuestiones irrelevantes.

Quiero subrayar que lo que se concluye para los vascos vale también para los catalanes o los gallegos. Todos los humanos somos hermanos, pero los iberos aún lo somos más.

Comprendo que diferenciarse es una necesidad, pero el nivel adecuado es el individuo, no el grupo.

El siglo XXI debería ser el siglo de los individuos.



¿Será posible?

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