Admitámoslo: coger el coche es
peligroso. Bastante peligroso.
Las autoridades se preocupan por
disminuir el número de muertos en las carreteras y los ciudadanos seguimos la
corriente.
Pisamos el acelerador para que el
vehículo se mueva y tendemos a ignorar esas señales rojas, blancas y negras que
limitan la velocidad a la que se puede circular.
Solamente dejamos de presionar el
pedal cuando no hay más remedio. Pero cuando no hay más remedio de verdad, es
decir, cuando nos avisan de que hay un control de velocidad o cuando vemos
fugazmente que un papá parece decidido a cruzar un paso de cebra con su retoño
cabalgando en su bicicleta.
Los guardias civiles detienen
vehículos para que el conductor sople por un aparato que delatará su nivel de
alcohol en sangre. Llegado el caso, el individuo podrá continuar con su
conducción, será multado, o, en su caso, obligado a abandonar el habitáculo por
su incapacidad para seguir al volante.
Fui incapaz de encontrar pruebas
contundentes, o sencillamente alguna prueba, sobre la fiabilidad de la medida
en cuestión. La autoridad se limita a leer lo que el aparato dice como
resultado del soplido. Si se supera un determinado punto de corte (nada de
márgenes de error, el dispositivo se supone absolutamente preciso), entonces
caerá la preceptiva amonestación.
Hay multitud de leyendas urbanas
sobre las lecturas repetidas del mismo individuo en momentos temporalmente
próximos que producen lecturas diferentes. Pero no importa. El aparato se
supone infalible.
Como psicólogo me pregunto si no
sería más sensato olvidarse del dichoso dispositivo recogedor de soplidos y
aplicar in situ, en su lugar, dos
tests conductuales breves que señalen en qué percentil se sitúa el conductor
con respecto a los márgenes aceptables de disposición a la conducción.
Algo similar a las pruebas que se
hacen al renovar el carnet de conducir. El primero de coordinación viso-motora
y el segundo de predicción espacio-temporal. No supondría más de dos minutos y
estoy seguro de que sería mucho más justo. Justo en un sentido literal.
Sabemos que la misma cantidad de
alcohol en sangre posee efectos muy diferentes en distintos individuos. No
solamente en cuanto a la capacidad para metabolizarlo y, por tanto, en su
repercusión real sobre las puras habilidades de conducción.
También influye sobre la actitud al
volante. Están aquellos en los que se produce una peligrosa desinhibición y en
quienes aumenta en dos tercios el nivel de prudencia al volante. Por ejemplo.
Lo que las autoridades deberían demostrar
es que el conductor no se encuentra en disposición de conducir. Y el acto de
conducir se encuentran influido por una elevado número de factores, es
multivariado.
Reducir el fenómeno a una única cifra
dictada por un dispositivo sin ninguna clase de matización es, por sí mismo, un
acto bárbaro.
Si el alcohol está implicado en uno
de cada cuatro accidentes, eso quiere decir que en tres de cada cuatro no lo
está. Y, por tanto, (a) se ignoran los factores que necesariamente son
relevantes para comprender la mayor parte de los accidentes de tráfico y (b) se
escurre el bulto ante la pregunta de cómo prevenir las conductas que promueven
una conducción más segura.
Admito que se habla de despistes, de
exceso de velocidad o de fumar al volante como otros potenciales factores de
riesgo. Pero, obviamente, es mucho más sencillo detener al presunto culpable
para que sople y demuestre su inocencia.
Seguramente la clave de la
accidentabilidad se encuentra en el famoso factor humano, no en la ingesta de
dos o tres cervezas, y, por tanto, nada de lo que se haga eliminará el
problema.
Los individuos menos inteligentes
valoran peor el riesgo. Eso es un hecho. Pero también los buscadores de
sensaciones, los impulsivos o los agresivos. Ignorar estas variables psicológicas,
fácilmente medibles, es una grave error.
Estoy de acuerdo con su idea pero a que pruebas se refiere?
ResponderEliminarLos tests que se mencionan en el post, similares a las pruebas de renovación del carnet de conducir.
ResponderEliminarPerdone pero me refería a las pruebas a realizar in situ. Nistagmo, sobre un pie, caminar sobre línea recta o tocarse la nariz con los ojos cerrados.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo que no a todos afecta por igual una tasa de alcohol en aire espirado.
Por eso le pedía si son estas u otras prueba de campo a las que hacía referencia.
Un saludo