miércoles, 22 de abril de 2015

Preferencia por Contratar Mujeres

Wendy Williams y Steve Ceci publican un informe en PNAS en el que se muestra que existe una clara preferencia por contratar mujeres en el mundo académico de las STEM (ciencia, ingeniería, tecnología y matemáticas). Se concluye que, por tanto, se está ahora en un momento perfecto para impulsar las carreras científicas de las mujeres. El mensaje social, propagado con frecuencia, de que no es así, sería contraproducente para promover ese desarrollo.


De hecho, esta investigación se dirige a contrastar la extendida idea de que las mujeres lo tienen más complicado para seguir una carrera académica por razones ajenas a su nivel de competencia. Es verdad que las mujeres que logran un doctorado en alguna de las STEM no persiguen una carrera académica, pero se trata de una elección. No se debe a que sean rechazadas, sino a que simplemente declinan continuar.

Aquellas que deciden seguir con su carrera académica logran promociones y reconocimientos al mismo nivel que sus colegas varones:

Sin embargo, para ser contratada y obtener un puesto fijo (tenure), la mujer debe optar activamente.
Por desgracia, aunque tengan éxito una vez son contratadas, las mujeres optan en mucho menor grado que los varones.
¿Por qué?

Una razón verosímil podría ser que se desanima a las mujeres, pero se carece de evidencia sólida al respecto. No existen estudios que demuestren la presencia de tendencias sexistas en los procesos de contratación por parte de miembros de las facultades a los que se invita a evaluar candidatos igualmente cualificados. Hay algún intento de hacer algo así para puestos de un relativo bajo nivel, pero no para puestos fijos (tenure-track) que deben ser cubiertos por personal altamente cualificado.

Por esa razón, Williams y Ceci consideran varones y mujeres (ficticios) igualmente cualificados para que sean evaluados por miembros (reales) de la comunidad universitaria en cincuenta estados de Norteamérica. La investigación considera centros de ingeniería, económicas, biología y psicología. Se calcula la probabilidad de que mujeres y varones igualmente cualificados sean elegidos en primera instancia para cubrir el puesto.

A través de una serie de cinco experimentos se van manipulando una serie de características de los candidatos como, por ejemplo, si están casados o solteros, si tiene niños pequeños, si su pareja está en paro o si pidió alguna excedencia por razones familiares.

El diseño tiene su aquel porque los evaluadores pueden olerse el pastel:

No podemos limitarnos a enviar descripciones idénticas de dos candidatos que únicamente difieren por su sexo y preguntar qué persona preferiría contratar”.

Usan descripciones narrativas de los candidatos para que los evaluadores ordenen por preferencia a tres individuos. El mismo candidato es descrito como varón en un caso y como mujer en otro, teniendo en cuenta (y balanceando) las variables de interés. El complejo diseño resultante permitió separar el efecto las preferencias según sexo, estilo de vida del candidato, sexo del evaluador y campo disciplinar. Los análisis ayudan a saber qué candidato resulta elegido en primer lugar y en qué condiciones por cada miembro de una determinada facultad.


Los autores concluyen de este tajante modo:

Nuestros resultados experimentales no apoyan los mensajes sociales omnipresentes sobre el actual clima inhóspito del profesorado de las STEM hacia las mujeres”.

Uno de los hallazgos más llamativos es que los profesores varones valoraron en mayor grado a las mujeres candidatas que habían pedido un año de excedencia para cuidar a su hijo, que a las mujeres que no solicitaron esa excedencia.

A día de hoy, si no hay más mujeres profesoras en las STEM es por su elección, no por la presencia de sesgos a la hora de contratar.

Aunque se dice de pasada, los autores reconocen que el impulso social para contratar mujeres y equilibrar la balanza, pudiera tener el efecto de generar un sesgo hacia los varones. De hecho, sus resultados hablan de una ventaja de 2 a 1 favorable a las mujeres.


En suma, el mundo de la academia es ciega al sexo. O casi.

4 comentarios:

  1. Rob, estos son temas siempre difíciles ... parece que la gente reacciona de forma muy emocional, con nervios descubiertos ... son temas que es difícil tratar con tranquilidad.

    Aquí el post que te mencioné en el blog de Pablo:
    http://evolucionyneurociencias.blogspot.com.es/2015/05/empatizadoras-y-cuotas-de-genero.html?m=1

    Está claro que venimos de un pasado (no demasiado pasado) donde las diferencias sexuales generaban sesgos y persecuciones, pero ahora que la situación es más tranquila, por lo menos en nuestras sociedades occidentales, porqué se sigue respondiendo de forma muy sensible a estos temas? Más allá de las cicatrices del pasado, cual es en tu opinión el factor psicológico que desencadena el rechazo y el miedo en enfrentarse a estas diferencias?

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  2. Gracias por la reflexión Emi. Dudo de que haya ningún factor psicológico que contribuya a explicar el rechazo a considerar y discutir con naturalidad sobre las diferencias poblacionales (o grupales). En Psicología diferencial, disciplina en la que se han investigado exhaustivamente esas diferencias (y semejanzas) han sido siempre un tema controvertido. Eso si, pienso que la situación actual es principalmente responsabilidad de los científicos, quienes en lugar de defender la necesidad de expresarse libre y abiertamente fomentando una discusión constructiva, se han puesto una mordaza para evitar un enfrentamiento abierto con los mass media.

    Te recomiendo un par de lecturas breves que creo puede ayudar a entender mi perspectiva.

    http://robertocolom.blogspot.com.es/2015/02/censura-en-alemania-y-mas-alla.html

    http://robertocolom.blogspot.com.es/2014/05/estoy-totalmente-en-desacuerdo-con-lo.html

    Saludos, R

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  3. Bueno, pero esto solo desplaza el mismo problema de una perspectiva a otra. Después de haber acosado las diferencias a lo largo de siglo ahora estamos negando que existan. ¿Negamos su existencia para miedo a ellas? ¿O para miedo de que no podemos aceptarlas?

    Totalmente de acuerdo en que los científicos se están escaqueando, y a menudo se dividen en los que aprovechan del populismo barato y demagógico para caer bien, y los que sencillamente se callan para no meterse en berenjenales. Pero ahí vamos: ¿por qué? ¿Porque es arriesgado reconocer (y valorar) las diferencias?

    Es como si hubiera un límite con el que la psicología humana, sobre todo a nivel social, prefiere evitar enfrentarse … las reacciones a menudo son demasiado emocionales y afuera de cualquier lógica sencilla ... el análisis no llega al cerebro, se queda en el corazón ...

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  4. Más que en el corazón, en el hígado. Saludos, R

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