Mi querido amigo, y también reputado internacionalmente
filósofo de la ciencia, José
Ferreirós, llamó mi atención sobre este interesantísimo suceso de la
historia en el que el físico alemán Werner
Heisenberg se encuentra con el físico danés Niels Bohr en Copenhague en Septiembre de 1941.
Los contenidos de esa entrevista
nunca trascendieron, hecho que ha llevado a la pregunta de qué pretendía el
alemán, qué deseaba del danés.
Heisenberg contribuyó durante su
carrera a la configuración de la mecánica cuántica (campo en el que se localiza
su famoso principio de incertidumbre). Pero también es conocido por dirigir el
programa nuclear durante el Tercer Reich. Su visita a Copenhague parece encajar
en este segundo punto.
En un
excelente artículo de David C.
Cassidy se comenta que el físico alemán hizo bastantes viajes por la Europa
ocupada. Según parece, dos años después de su encuentro con Bohr le confesó a
un colega holandés que Europa no podía ser gobernada
democráticamente. Una Europa gobernada por Alemania sería un opción
bastante mejor que por Rusia.
Quienes, por la vía de los hechos,
apoyaban el régimen nazi, entre ellos Heisenberg, suponían que la victoria
total estaba próxima en el momento en el que se produce el encuentro con Bohr.
Aún así, individuos como el físico alemán vivían una especie de esquizofrenia:
deseaban el triunfo de su país, pero no suscribían la estrategia de Hitler. No
eran nazis, pero fueron nacionalistas, según Cassidy. El atentado contra Hitler
en Junio de 1944 fue un intento de subrayar esa diferencia de cara a la galería
mundial. Aún así, Cassidy mantiene (asertivamente) que Heisenberg visitó a Bohr
como representante del régimen nazi.
En 1937, las SS acusaron a Heisenberg
de enseñar física judía. Pero Himmler se convirtió en su protector.
Probablemente ahí comienza la colaboración formal del físico con el régimen.
El proyecto nuclear contribuyó a que
los científicos alemanes tuvieran la confortable sensación de echarle un cable
a su ejercito. Los avances en física podían ayudar a un desarrollo favorable a
los intereses alemanes en el conflicto bélico. Aunque Heisenberg sostuvo que la
existencia del conflicto podía contribuir al avance de la física.
Bastante esquizofrénico, como dije
antes.
Un mes antes de la visita a Bohr, los
alemanes iban por delante de los aliados en el proyecto de desarrollar un arma
nuclear (aunque pronto perdieron esa ventaja).
Heisenberg dio pública respuesta a la
pregunta de qué buscaba en su encuentro con el físico danés. Confesó que pretendía
obtener una respuesta a la pregunta:
“¿Tiene
un físico el derecho moral a trabajar en la explotación práctica de la energía
atómica?”
Pero Cassidy es escéptico. Opina que
a Heisenberg le traían al pairo las cuestiones morales.
El físico alemán habría intentado
convencer a Bohr de que dejase de colaborar con los aliados (algo que seguro
estaba haciendo de modo oculto) y se uniese a la causa alemana para evitar el
dominio ruso del viejo continente. Además, deseaba usar la influencia del danés
para que convenciese a los aliados de que se negasen a trabajar en una bomba
que pudiera usarse contra el pueblo alemán.
Bohr dio por terminada la entrevista
a las primeras de cambio, hecho que pudiera encajar con la hipótesis de
Cassidy.
Tres meses después de la entrevista
entre Heisenberg y Bohr, y siguiendo la recomendación de sus mejores asesores, el
ejército alemán canceló su proyecto nuclear.
Sin embargo, los aliados siguieron
adelante a través del tristemente famoso Proyecto
Manhattan. De hecho, avanzaron con tan desatada pasión que no solamente
lograron construir la bomba (algo que hubiera sido más que suficiente para dar
por concluido el conflicto bélico) sino que decidieron arrojarla sobre dos
pobladas ciudades en el país del sol naciente.
El 6 y 9 de Agosto de 1945 se
arrojaron bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Las víctimas civiles
superaron el número de 200.000.
Los norteamericanos conocían las
consecuencias del acto antes del día 6. También el día 9. Aún así no les tembló
el pulso.
Permítanme cerrar este breve post con una pregunta:
¿Detuvo Heisenberg el proyecto nuclear
alemán después de la conversación con Bohr?
Es una pregunta que Cassidy, como
norteamericano, no parece proclive a formular.
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