lunes, 2 de febrero de 2015

ENIGMA y el Putamen

El putamen merodea.

El año pasado publicamos un informe derivado de un estudio en el que pudimos observar que las variaciones morfológicas del putamen se asociaban a las diferencias en inteligencia fluida y, también, en inteligencia visuoespacial. Supusimos que su relevancia podía descansar en las conexiones de esa estructura subcortical con, por ejemplo, el cortex dorsolateral prefrontal (DLPCF), relacionado con frecuencia con la capacidad intelectual y las funciones cognitivas de alto nivel.

Además, acabamos de terminar una excitante investigación multivariada en la que se han analizado más de 3000 conexiones entre 82 regiones cerebrales (tanto neocorticales como subcorticales) para averiguar si la mayor o menor similitud en el patrón de conexiones a través de los individuos, se asocia a su mayor o menor distancia en factores psicológicos, tales como la inteligencia fluida o la memoria operativa.

Es decir, pretendíamos responder la siguiente pregunta: ¿se parecen más los individuos en su nivel de inteligencia fluida cuando su patrón de conexiones en el cerebro es más parecido?

Únicamente 36 de esas conexiones se vincularon de modo robusto con las diferencias de inteligencia que separaban (o acercaban) a los individuos y el putamen resultó ser una de las estructuras cerebrales más relevantes, especialmente con respecto a las conexiones inter-hemisféricas identificadas.

El putamen es un nodo/región central (hub) del famoso Rich Club y se encuentra conectado a otro nodo/región central, el precuneo, se presume que para contribuir, por ejemplo, al procesamiento visuoespacial y el control ejecutivo.

Ahora cae en mis manos una ‘letter’, publicada en ‘Nature’, derivada del proyecto ENIGMA, en la que se informa del hallazgo de cinco variantes genéticas que influyen en el volumen del putamen. El resultado proviene del análisis de más de 30 mil individuos usando la aproximación GWAs. Esas variantes se agruparon cerca de reconocidos genes del desarrollo que se sabe regulan la apoptosis (destrucción celular programada) o la orientación de los axones.


Esta investigación considera el volumen intracraneal y el de siete estructuras subcorticales (accumbens, caudate, putamen, pallidum, amygdala, hippocampus, thalamus). La secuencia de análisis se produce en fases: primero se explora en una muestra de individuos y luego se busca confirmación en una muestra independiente.

En este caso se tuvo éxito.

El sexo y la edad de los participantes (rango entre los 9 y los 97 años) no tuvo efecto sobre los resultados encontrados.

Como es habitual en los estudios GWAs, a pesar de vincular las variantes genéticas a un endofenotipo como el volumen de estructuras cerebrales (en este caso), la varianza explicada ni siquiera llega al 1% (entre 0.17 y 0.52). Los autores (casi más en número que las variantes genéticas examinadas) se curan en salud diciendo que eso mismo sucede para otros fenotipos como la estatura o el índice de masa corporal.

En la parte final del informe se centran en el putamen y el marcador rs945270, para comprobar que una determinada variante promueve un mayor volumen en las regiones del putamen más conectadas con, precisamente, la corteza dorsolateral prefrontal.

El breve artículo central (el material suplementario es una pesadilla y enorme) cierra con lo que ustedes ya supusieron casi seguro:

El descubrimiento de variantes comunes que influyen sobre el cerebro humano es ahora posible gracias al análisis conjunto de datos MRI provenientes de distintos centros de investigación; ese conocimiento ayudará a determinar los mecanismos genéticos que gobiernan, tanto el desarrollo como los trastornos”.

En otras palabras: sigan soltando dólares y euros porque merece la pena.


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