domingo, 1 de mayo de 2016

¿Nacionalismos perpetuos?

Tuvimos el segundo encuentro de ‘EuroMind’ en el Parlamento Europeo el Martes 26 de Abril. En esta ocasión el acto se desarrolló bajo el título ‘¿Nacionalismos perpetuos?’ y presentaron ponencias Adolf Tobeña, Carsten K. W. De Dreu y Mark van Vugt.

En realidad, la pregunta latente fue: ¿por qué se mantienen y se avivan las tendencias secesionistas en el proyecto integrador de la Unión Europea? Los ponentes mostraron su perplejidad y ofrecieron una interesante serie de datos sobre las posibles causas psicológicas, sociológicas y biológicas de la filiación grupal, pero, a mi juicio, seguimos sin respuestas claras que ayuden a superar la situación.

Tobeña rechazó la idea de que la psicopatología pudiera ser una explicación razonable de las tendencias nacionalistas. No se trata de que algunos (de hecho, muchos) ciudadanos hayan perdido (transitoriamente) la chaveta. Pero quizá sí se ha disminuido la capacidad de razonar fríamente. El gregarismo y el etnocentrismo, llevados a un extremo, pueden producir ese efecto sobre la razón. Eso sí, el proceso por el que se llega a esa situación sigue siendo desconocida. Simplemente algunos parecen más vulnerables que otros, pero no sabemos por qué.

De Dreu se centró en el coste que supone la vida en grupo, así como en los procesos de cooperación y confianza. El provincianismo (parochialism) es una expresión de esa filiación grupal. Detalló una serie de experimentos sobre el efecto de la oxitocina en la cooperación con el grupo y la competición/agresividad con quienes no son del grupo. Quizá el resultado más destacado es que la psicobiología explica el amor al grupo, pero no el odio a los demás grupos. Este Profesor holandés concluyó que los individuos están biológicamente preparados para a) sacrificarse por su grupo, b) promover su propia reputación como un miembro del grupo en el que se puede confiar, c) actuar sin recurrir al uso de la razón, y d) ayudar al propio grupo y defenderle de las amenazas de los individuos de otros grupos.

Van Vugt, holandés también, se centró en las diferencias de sexo. Los conflictos no son algo moderno, sino ancestral, y, por tanto, la psicología evolucionista puede tener algo que decir al respecto. Su idea esencial es que esos conflictos se encuentran asociados al ‘macho guerrero’. Los machos se han aliado, desde tiempos remotos, para agredir, pero ese no ha sido el caso de las hembras. Si así es, y la evidencia mostrada no permite por ahora llegar a una sólida conclusión, quizá darle más poder a las chicas para dirigir las riendas del mundo pueda rendir sustanciosos beneficiosos sociales.

En definitiva, se pusieron encima de la mesa interesantísimos resultados derivados de la investigación científica que deberían ser considerados expresamente por los responsables políticos. Ese es precisamente un objetivo de ‘EuroMind’, como ya tuvimos oportunidad de comentar aquí.

Será difícil, pero la presencia en el acto de Alejo Vidal-Quadras, vicepresidente del Parlamento Europeo durante una década (de 2004 a 2014) abre una puerta a la esperanza. Nos honró con su visita, pero no se limitó a figurar, sino que participó activamente. Fue chocante para este espectador (imagino que también para Van Vugt –De Dreu salió por patas nada más terminar su intervención para coger un tren, reservándose 15 segundos para bromear desde la puerta de la sala sobre la inminente intervención de su compatriota) asistir a un intercambio dialéctico entre Tobeña y el político –ambos catalanes y españoles—sirviéndose del idioma inglés. La dinámica del Parlamento permite (e incluso invita a) que se use el idioma materno en los actos que tienen lugar en su seno. Me resulta difícil pensar que ambos se sentían más cómodos usando el idioma de la Pérfida Albión.

Por cierto, me permito comentar, de pasada, que tuve oportunidad de departir con Alejo durante la comida sobre una variada serie de temáticas, desde el independentismo catalán hasta la inmortalidad, pasando por su excelente labor como gobernante del Parlamento Europeo –abiertamente reconocida por promover, entre otras cosas, su actual transparencia de funcionamiento. Reafirmé mi idea de que es alguien a quien se debería escuchar más (y mejor). Escuchar no es lo mismo que oír.

Por ahora los medios de comunicación siguen siendo relativamente insensibles a EuroMind. Es una pena, pero estoy seguro de que la tendencia cambiará con el tiempo. Dije relativamente porque hay excepciones, claro. La Vanguardia se hizo eco de una protesta de Ernest Maragall, quien intentó boicotear la celebración de este encuentro. Naturalmente hablaba de oídas, sin escuchar. A diferencia de Alejo, Ernest no estuvo en el acto, y por tanto, no pudimos averiguar en qué hechos concretos se basaba su queja. También cabe esperar que este tipo de prácticas vayan cambiando.

Quiero terminar este post comentando que el ambiente en la capital europea seguía bajo los efectos del reciente atentado perpetrado por los terroristas. Se percibía la presencia policial y militar nada más sacar los píes del avión de buena mañana.

Volver a meterlos por la tarde fue incluso más complicado. Los militares han montado un dispositivo de filtro para acceder al aeropuerto que refleja el estado de excepción en el que se encuentran. La entrada habitual al recinto sencillamente no existe y se ha de atravesar el parking y unas carpas antes de reconocer el lugar.

Terrible dónde han logrado llevar a Europa y a sus ciudadanos este grupo de asesinos. También aquí hay mucho que cambiar. Y se hará, no me cabe duda.


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